La obra de la joven artista cubana Giselle Lucía Navarro (La Habana, 1995) se destaca por la frescura que aporta al medio artístico con la feliz fusión entre las palabras y las prácticas de confección textil. La expresión artística y literaria convergen en sus propuestas para desempolvar, en un acto de reconocimiento, narrativas personales y colectivas. A través de sus obras bidimensionales, instalaciones y esculturas suaves, explora la resignificación de lo familiar y lo doméstico, así como las múltiples e infinitas manifestaciones de universos imaginarios.